El Paisaje
Sierras de Lihué Calel
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El turista que llega a La Pampa podrá observar otros
rasgos que no son precisamente los de llanura. Es cierto que
un quinto del territorio es una prolongación de la
pampa húmeda bonaerense, pero no es menos cierto que
en las cuatro quintas partes restantes aparecen otros caracteres
físicos.
Traspuesto el límite este de la provincia se presentan
los valles Pampeanos, accidentes geográficos que no
tienen par en la Argentina y que recuerdan una mano con los
dedos extendidos, son ellos, Chilihué o Argentino,
Nerecó, del Tigre, Chapalcó, Colú Lauquen,
Daza, Quehué, Utracán, Maracó Grande
y Hucal.
Existen también las Mahuidas -elevación en idioma
mapuche-, sistema serrano perteneciente a viejísimas
formaciones geológicas a las que el tiempo ha ido desgastando.
Enriquecen el majestuoso paisaje del desierto en el centro
de la provincia, flanqueando el corredor fluvial del río
Salado-Chadileuvú- Curacó, que echa sus aguas
al gran Colorado. La más importante es la sierra de
Lihué Calel.
Saliendo del gran valle del Salado-Chadileuvú, hacia
el oeste toma presencia la meseta basáltica que cubre
casi todo el oeste de La Pampa, es la Payunia que lleva ese
nombre por los volcanes Payún y Payún Matrú,
conformada por la actividad volcánica del pasado geológico.
Entre la magnificencia de las extensas formaciones de basalto
negro, sorprenden los manantiales, Agua Mora, El Copel, Puelén,
Agua de los Pajaritos, escenarios de poblamientos remotísimos,
quizá de los primeros en América en el paso
del hombre por los desiertos.
En la cabecera norte de la meseta, justo en la curiosa forma
que adquiere el límite norte de la provincia llamada
Martillo de la Escondida, el paisaje se asemeja
al de Cuyo. Allí, cerca de la maravilla del manantial
de Agua de Torres, se levanta la mayor altura provincial,
el cerro Negro con sus 1.188 mts.
Mamüll Mapú le decían los indios mapuches,
antiguos pobladores de La Pampa a la ancha franja que proveniente
del límite con San Luis atraviesa transversalmente
el territorio con su distintivo verde y espinoso. Significa
comarca del monte, de la madera. Esta formación, única
en el país, es conocida como el Caldenar
y está constituida fundamentalmente por caldenes, chañares
y algarrobos. Hay en La Pampa quizás una docena de
sitios en los que se yerguen árboles que ya eran viejos
cuando América fue descubierta y cuya magnificencia,
vestida de leyendas y tradiciones indias o cristianas, solamente
puede percibirse cuando se está frente a ellos, en
la imponente soledad verdegris del monte. Mas allá,
donde el agua de las lluvias no alcanza para mantener los
árboles de fuste, el monte se transforma en una vegetación
más baja y achaparrada hasta que, finalmente, se mimetiza
y desaparece dando lugar al bosque de jarillas, el arbusto
que simboliza los desiertos americanos.
Antiguamente, cuando todavía no había intervenido
la mano del hombre para alterar la espléndida ecología
que generaban sus aguas, el río Salado-Chadileuvú,
servía de efluente de todos los cursos que bajan de
la cordillera. Una sucesión de grandes lagunas, bañados
y esteros cubría miles de kms. cuadrados de superficie.
El hombre acabó con el Jordán de La Pampa
y hoy solamente en ocasión de crecidas, la región
vuelve a cobrar su antiguo aspecto. Este sistema forma las
grandes lagunas del centro de La Pampa, aledañas a
la sierra de Lihué Calel .
Cuando el agua rebasa las enormes lagunas, se lanza a través
del tajo del Curacó que, en acentuada pendiente corre
recto como una flecha hacia el Colorado, quien conecta esta
cuenca de casi un cuarto de millón de kms. cuadrados
de superficie, con el mar.
Al sur, el Colorado comparte sus aguas con las
Provincias de Mendoza, Neuquén, Río Negro y
Buenos Aires. En su recorrido y a través de la Payunia,
el río conforma paisajes bellísimos. A lo largo
de su curso se han construido verdaderas obras de ingeniería
que han modificado el ambiente del desierto.
Ante la imprevisible conducta del Colorado se construye el
dique embalse Casa de Piedra que sirve de reservorio para
los períodos secos y de atenuador de las ondas de crecidas.
El sitio es un lugar de honda significación prehistórica,
situado en el curso medio del río. Junto a la geología
increible de Casa de Piedra estaban los rastros
de la más antigua presencia del hombre en La Pampa:
un enterratorio con ajuar de 8 mil años de antigüedad.
Al margen del paredón del dique, el más largo
del país, con 11kms. de extensión, la obra creó
el lago artificial de 35mil hectáreas destinado a ser
en un futuro próximo, un lugar para la práctica
de la pesca y actividades náuticas.
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