Está ubicada en el cruce de dos de las principales rutas nacionales de Argentina para las cuales existen planes de modernización, que de todas formas, han derivado en controversias por la suerte de sus trazados.
Esta condición de ubicación hace de la ciudad un lugar elegido para la realización de eventos de toda índole, con importante infraestructura hotelera, amplios salones y variada gastronomía, es eje distributivo de la actividad turística provincial.
El pueblo soñado por Tomás Mason (fundador de la ciudad, el 22 de abril de 1892), no sabemos si será coincidente con lo que se imaginó entonces, pero si es seguro que Santa Rosa ha ganado un gran reconocimiento.
Con más de cien mil habitantes, la capital pampeana muestra claros signos de modernidad, donde un tercio de los habitantes de la provincia han elegido Santa Rosa para vivir.
Comercialmente esta bien dotada, y en forma permanente se prepara para crecer mirando hacia un futuro donde la prestación de servicios en general y lo relacionado al turismo en especial, habiendo superado largamente las 2.000 plazas de alojamiento.
Las inversiones en edificios torres, a pesar de la actual recesión, no se detienen, en tanto que nuevos barrios van ocupando la periferia, en un crecimiento continuol.
Un siglo y pico después, el pueblo de Don Tomás sigue desarrollándose y sus habitantes ya nunca olvidarán su nombre, que quedó perpetuado en el Parque y Laguna que le cambió la cara a estos pagos y que con la recuperación del casco de su estancia, La Malvina, se pagó una deuda de gratitud pendiente con el fundador y sus recuerdos.
Es de esperar solamente, que muchos espacios y atractivos comunes que se han desmerecido, en distintos puntos de la ciudad con el paso del tiempo, puedan recuperarse.
Y también que los vecinos se sensibilicen adecuadamente, respecto a la pulcritud, acostumbrándose y educando a no arrojar lo indebido en calles y veredas, para que podamos retomar el crédito de una ciudad que alguna vez se caracterizó por su buen órden y limpieza.
Santa Rosa es una ciudad con amplias posibilidades deportivas y de recreación. Tiene canchas deportivas de todas las especialidades, importantes natatorios, un campo de golf, otro de polo, un autódromo modelo en la ciudad satélite de Toay, un spa premium, casino, parque recreativo, laguna, predio ferial, aeropuerto, teatros, cines, una movida cultural que muchos admiran y es sede política provincial de los tres poderes del estado, con todo lo que ello implica.
La capital
Más de un siglo atrás, la mejor calidad del agua toayense hacía pensar que el asentamiento de la capital provincial residiría alli.
Sin embargo, algunas picardías y circunstancias de intereses de la época, hicieron que fuera Santa Rosa la sede política mayor y por ende, se aprecia su gran desarrollo actual. En esto mucho tiene que ver la actividad laboral, concentrada en gran proporción en organismos estatales, destacándose edificios como la Casa de Gobierno, Cámara de Diputados, Vialidad Provincial, Centro Judicial y Vialidad Nacional.
Breve historia pura
En1883, el coronel Remigio Gil decidió poner en marcha un establecimiento ganadero en las tierras que le habían sido adjudicadas y designó administrador a su suegro, Tomás Mason.
A instancias de una solicitud del gobernador del Territorio, Mason comenzó a madurar el proyecto de crear un pueblo, hecho que concretó el 22 de abril de 1892.
La mayoría de los primeros habitantes eran franceses.
El perfil del fundador
Tomás Mason nació en Buenos Aires el 1º de febrero de 1842 en la casona de su abuelo: Catedral Nº 64 (hoy calle San Martín). Fue bautizado el 3 de marzo del mismo año en la Iglesia Anglicana San Juan Bautista. Siendo adolescente fue enviado a Inglaterra donde quedó al cuidado de sus tíos Guillermo y Enrique. Al cumplir los 18 años volvió a su Patria.
Era marino y aventurero de alma como su abuelo. A los 19 años se casó con Rosa Fouston de 14 años. De esa unión nacieron tres hijos: Malvina, Tomás y Guillermo. En tren de compras, adquirió dos viviendas linderas al 1.200 de la calle Santa Fé, las refaccionó, las unió formando una sola, la que habitó con su familia durante muchos años.
“La Malvina”
Después de fundar Santa Rosa, se la vendió a su yerno y con ese dinero compró materiales para construir viviendas, en su Santa Rosa querida.
Al hacerse cargo el Coronel Gil de las tierras que le habían sido adjudicadas, viajó con él para colaborar en la instalación de la estancia “La Malvina”, llamada así en homenaje a su hija (Malvina Mason de Gil).
A insinuación del entonces Gobernador del Territorio, Gral Eduardo Pico, prendió en él la idea de fundar un pueblo y no quedó en paz hasta conseguirlo. Lo llamó Santa Rosa, nombre de su esposa: fue el 22 de abril de 1892. La tranquera de la estancia estaba ubicada donde es hoy “La Rural”, sobre la avenida Spinetto. Trabajó por su pueblo hasta los 80 años.
Vivió 86 años
Su octogésimo aniversario lo festejó en Mar del Plata donde residía temporariamente, lo dedicó a sus bisnietos, porque según decía, sus amigos estaban todos en el cementerio.
Tres meses después, encontrándose en Santa Rosa, sus amigos decidieron llamar a sus familiares porque don Tomás estaba “muy raro”, decía y hacía cosas sin sentido y había perdido la memoria. Falleció en Buenos Aires el 18 de agosto de 1928, con 86 años cumplidos, una edad privilegiada para la época, donde el promedio de vida era significativamente menor.
Sus restos y los de su señora esposa descansan en la Catedral santarroseña, desde el 27 de diciembre de 1975.