logo

Semanario REGION®

Del 23 al 29 de diciembre de 2022 - Nº 1.521 - Año 32 - INPI 1983083

Embarazo de niñas y adolescentes, una cuestión de salud pública

Foto

El Fondo de Población de las Naciones Unidas para Argentina (UNFPA) señala que en 2021 el 11% del total de bebés del sistema público que nacieron vivos en el País corresponden a madres de 10 a 19 años, explica la Dra. Villabrille.

Notas en esta entrada:
- Embarazo de niñas y adolescentes, una cuestión de salud pública
- Dermatitis Atópica: Una patología tan frecuente como desconocida                     

*Por Patricia Villabrille. Tocoginecóloga (MN 66042)
Consultorio de Salud Reproductiva del Adolescente de Cam Doctor - Medifé

“Anualmente en Argentina nacen aproximadamente 70 mil bebés de niñas y adolescentes de hasta 19 años, es decir, que se producen entre 200 partos por día y en algunas zonas del país se registran hasta 300 nacimientos.
Además, 7 de cada 10 embarazos no intencionales se producen en adolescentes de 15 a 19 años; y en niñas-adolescentes menores de 15 años, este número se eleva a 8 de cada 10. 

Por otro lado, el Fondo de Población de las Naciones Unidas para Argentina (UNFPA) señala que en 2021 el 11% del total de bebés del sistema público que nacieron vivos en el País corresponden a madres de 10 a 19 años. A ello podemos sumar que hasta enero de 2022, el Sistema Informático Perinatal (SIP) registró que el 29% que las adolescentes que asistieron a maternidades públicas fueron madres por segunda o tercera vez antes de los 20 años.

Entre las causas de un embarazo precoz, pueden mencionarse la dificultad del acceso a la salud, a los métodos anticonceptivos, la pandemia, la situación socio-económica y culturales; la falta de Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas; las situaciones de abuso que sufren niñas y adolescentes por parte de otros adolescentes o adultos intra o extra familiares; la inestabilidad familiar y el uso de drogas y alcohol.

A su vez, las consecuencias físicas, psíquicas y sociales también son múltiples. Las madres adolescentes pueden sentir rechazo al recién nacido; la pérdida de amistades y actividades con sus pares; problemas familiares de adaptación individual o económica; pobreza, depresión; abuso del alcohol, tabaco o drogas psicoactivas.

A nivel físico, las jóvenes pueden no contar con todos los nutrientes necesarios para el buen desarrollo fetal por lo que al nacer los bebés pueden registrar bajo peso o nacer prematuramente. Las madres pueden correr un mayor riesgo de hipertensión en el embarazo y enfrentar complicaciones posparto. Es frecuente la anemia, una mayor tasa de mortalidad infantil y una desproporción cefalopélvica, es decir, que la cabeza del bebé sea más ancha que la apertura pélvica de la madre.

El impacto también se observa en el desarrollo educativo de las mamás niñas y adolescentes. Según el Ministerio de Salud de la Nación, el 38% de las mujeres que fueron madres en su adolescencia no completaron el secundario y apenas el 3% accedieron a la educación terciaria.

Planteado esto, la problemática del embarazo en niñas y adolescentes se convierte en una cuestión de salud pública. Es fundamental la implementación de la ESI así como también garantizar el acceso fácil y equitativo al sistema de salud; y brindar información y acceso a métodos anticonceptivos en pos de prevenir, además, enfermedades de transmisión sexual.

Debemos trabajar conjuntamente en un abordaje integral, que contemple acciones mancomunadas entre los ámbitos de la salud, la educación y el trabajo social. No podemos perder de vista la importancia de potenciar los derechos sexuales y reproductivos de niñas jóvenes y adolescentes para que cuenten con información segura.

En suma, sensibilizar a la sociedad y a todos los actores que intervienen en la problemática traerá resultados a corto, mediano y largo plazo.

Colaboración: Patricia Villabrille. Tocoginecóloga (MN 66042)
Consultorio de Salud Reproductiva del Adolescente de Cam Doctor – Medifé

Dermatitis Atópica: Una patología tan frecuente como desconocida

Los Laboratorios Dermatológicos A-DERMA en conjunto con la ADAR (Asociación civil de Dermatitis atópica Argentina), reafirman su compromiso con las personas que conviven con esta enfermedad incrementando sus esfuerzos para la educación y concientización, tanto en pacientes, familiares, como en el ámbito médico.

La dermatitis atópica, que afecta a 1 de cada 5 niños (el 80-90 % de los casos se manifiesta antes de los 5 años) y aproximadamente al 3% de los adultos, se caracteriza por una alteración en la barrera cutánea de la piel que, al no cumplir con su función de barrera protectora, permite fácilmente la entrada de alérgenos, provocando una reacción inflamatoria que puede tomar diversas formas visibles: piel muy seca, picazón, inflamación con enrojecimiento, lesiones como "burbujas de agua", costras y descamación.

La consecuencia de estas reacciones, asimismo, puede desembocar en impactos psicológicos tales como:

-Depresión: Puede darse lo que se denomina Depresión Enmascarada, donde las manifestaciones propias de la depresión se ocultan por síntomas físicos, y a veces por somatizaciones. Es así como puede presentarse en pacientes con enfermedades crónicas de la piel, manifestando su angustia por la queja o enojo con los brotes, la picazón, el dolor de la piel, las erupciones que no cesan, el tratamiento que no funciona, y se suman otras dolencias, del tipo gástricos, cefaleas, dolores musculares o articulares, vómitos, mareos, etc.

-Estrés: Quienes padecen de esta enfermedad crónica de la piel, la mayoría del tiempo vive un estado de tensión y alerta constante ocasionado por la dificultad en el descanso, la picazón constante y rascados frecuentes, burlas, hostigamientos, dificultad para acceder a los tratamientos, o tratamientos que no responden positivamente, y los brotes perduran en el tiempo. Como resultado todo esto puede generar: perdida laboral, escolar, o de actividades de la vida diaria, por mencionar solo algunos ejemplos.

-Ansiedad: Los pacientes transitan constantemente periodos de brotes y de remisiones. Cuando se encuentran en una etapa de remisión, están pensando en cuando sucederá el próximo brote. Allí se encuentra presente la ansiedad. Suelen sentir que no pueden compartir una salida con sus pares, usar determinada vestimenta, reciben burlas o rechazo, no pueden dormir, sienten picores constantes, no pueden sostener algunas actividades o tienen que faltar al trabajo por fuertes brotes, etc. Estas situaciones van deteriorando la calidad de vida de las personas.

La dermatitis atópica afecta la piel, la psiquis y las emociones. La alteración psicológica es a la vez causa y consecuencia de la enfermedad, haciendo difícil separar uno y otro aspecto.
Existen varios factores desencadenantes para esta patología que pueden ser aspectos aparentemente inofensivos de la vida diaria y, aunque muchos puedan ser controlados por los pacientes, muchos otros están fuera de su control: factores inmunológicos, factores genéticos y factores ambientales.

  https://adar.org.ar/depresion-y-dermatitis-atopica/
  https://adar.org.ar/estres-y-dermatitis-atopica/
  https://adar.org.ar/ansiedad-y-dermatitis-atopica/