Semanario REGION®

Del 30 de Octubre al 5 de Noviembre de 2015 - Año 25 - Nº 1.201 - R.N.P.I. Nº 359581

La taxidermia política

 

La pretensión de inmovilizar el presente

es una forma de vivir de recuerdos,

perdiendo la capacidad de gestión del futuro.

C.B.

 

Los coleccionistas de trofeos cinéticos congelan el instante de su aparente triunfo, sobre el animal cazado, recurriendo a las técnicas de los taxidermistas. Es como si la presencia de la piel del animal, debidamente armada y presentada, les permitiera mantener vigente las tensiones propias de la cacería.

En política también se da el peligro de convertir la actividad, honrosa en muchos inicios, en una verdadera cacería de votos y voluntades. Todo tipo de técnicas y métodos de acercamiento y de acecho se emplean para lograr los objetivos de coleccionar galardones y volúmenes de trofeos.

Los hay dedicados a la caza menor, con su metodología y herramental apropiado. Existen también los que solamente sienten la emoción de la aventura frente a piezas mayores, que requieren un poder de fuego mucho más poderoso, y un gasto de desplazamiento y equipos que necesitan una inversión superior.

Esta relación entre la cacería y la política puede parecer injusta, ¿pero para quién? ¿para los que pretenden ser administradores de la cosa pública? o ¿para los administrados que a veces sienten que se los desplazan del beneficio de esa cosa pública? La falta de uso constante de un derecho, hace que el mismo se vaya perdiendo y finalmente se conculque. Es el desuso lo que facilita que algunos pretendan la prescripción de un principio elemental y básico, o se sientan fortalecidos para pretender la proscripción del mismo.

El triunfalismo en que pueden caer los ganadores de una elección, o la hipócrita indiferencia de los perdedores, señala a veces que la vocación real no es de servicio a la sociedad, sino de ganancias dentro de la sociedad. Es como ciertas actividades en donde el deporte profesionalizado ha permitido la aparición de figuras, que en su afán de ganar a toda costa emplean artilugios y fraudes que terminan negando el concepto de mens sana in corpore sano.

El engaño en el discurso político no es propio de las mentes sanas, aunque lamentablemente la realidad nos marca ese difundido hábito. Las técnicas de campañas electorales, y la recaudación de fondos para las mismas, aún de orígenes espuríos, afecta en su salud al cuerpo social.

Los medios periodísticos comprometidos exclusivamente con el público ciudadano, van iluminando sector a sector la escena en donde se desenvuelven los distintos factores de poder. De esta manera se logra una mayor transparencia frente a los que actúan con opacidad. Esos medios no son meras agendas en donde se registran actos proselitistas, sino que cumplen la función de registros públicos de donde los compromisos políticos no pueden borrarse en el tiempo.

No hay dudas que existen operadores políticos que trabajan para levantar la imagen de figuras o figurones, o para descolocar las posibilidades de los adversarios de sus clientes. Son como esos taxidermistas que terminan ambientando la captura, ubicándola dentro de un fraguado hábitat. Una rápida, pero atenta mirada, basta para detectar que el quietismo del entorno y de los protagonistas denuncia la falsedad del cuadro.

Sólo un constante movimiento al servicio de los ciudadanos, y de la sociedad que ellos integran, pueden mostrar la diferencia entre habladores y hacedores.

Muchos de los elegidos han logrado un crédito en el acto comicial.Es hora de comenzar a amortizarlo ya sin demoras.

Carlos Besanson

Publicado en el Diario del Viajero n° 548, del 29 de octubre de 1997