¿Crees que la fe ha conquistado el mundoy que estos leones ya no necesitan cuidadores?
¿Acaso no te han dicho que todo lo que ha sido puede todavía ser…?
T. S. Eliot
poeta (1888-1965), Premio Nobel en 1948
Cuando este poeta inglés habla de leones se está refiriendo a situaciones en que la ley de la selva reemplaza, o quiebra, la ley de la civilidad. Pero en este caso ¿quiénes son los cuidadores?; entiendo que en una República son todos los ciudadanos en forma individual y simultáneamente colectiva.
Hace muy poco leí, en uno de esos locales destinados a la venta de carteles para los interiores de los comercios e industrias, uno que me llamó la atención y cuyo texto copié: Un lugar de trabajo limpio, no es el que más se higieniza, sino el que menos se ensucia. Pensé que era todo un mensaje válido para cualquier oficina, taller o fábrica, pero también es un mensaje válido para aquellos que actúan en política con el compromiso de servir a la comunidad.
Ensuciar a la sociedad con conductas engañosas es una forma de despojo, no sólo de bienes, sino también de ilusiones. Quienes pretenden seducir con un falso discurso semejan a veces a ciertos proxenetas que pueden llegar a argumentar que trabajan para un mejor entendimiento entre los seres humanos.
En la medida en que aprendamos a discernir la diferencia entre el mero discurso y los hechos que emanan del autor del mismo, podremos evitar el engaño fácil del que juega con las palabras con la misma capacidad que un hábil banquero de juego: el riesgo mayor siempre es el de aquel que apuesta, olvidándose que el cálculo de probabilidades nunca le va a ser favorable.
Así como en la selva la noche es peligrosa porque generalmente los herbívoros duermen y los carniceros salen a cazar, también la noche en las sociedades humanas incrementa los riesgos. Por ello ciertos códigos penales incrementan las sanciones cuando los hechos ilícitos se producen en la oscuridad. Desde ya se refiere a episodios de violencia física, en donde la falta de luz incrementa el riesgo y facilita la impunidad del delincuente.
¿Pero cuántos fraudes se preparan en la noche? Las fotografías publicadas en muchas revistas de amplia distribución, y por supuesto no condicionadas, exhiben a prohombres al servicio del Estado y del pueblo, magistrados pudientes, empresarios que son licenciatarios exitosos de ex-bienes y servicios públicos, disfrutando ostensiblemente del baile y del alcohol en compañía de circunstanciales parejas. El exhibicionismo nocturno que hacen, como una forma de mostrar a cualquier precio el éxito logrado, también a cualquier precio, permite un entendimiento tácito en la convivencia transitoria, que ayuda a la connivencia de nuevos negocios negociados.
Respeto profundamente a quienes trabajan de noche, sean estos operarios, vigilantes o serenos. Pero en los niveles ejecutivos que actúan en esos lucrativos almacenes de oportunidades llamados discos, los ejecutivos públicos y privados son ¿operarios u operadores? ¿vigilantes o vigilados? ¿serenos o con éxtasis?
Los códigos de ética se convierten en mera expresión de deseo cuando la trampa está institucionalizada, y quienes deben actuar como cuidadores participan de la misma cacería en que actúan los leones.
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero n° 541, del 10 de setiembre de 1997