Semanario REGION®

Del 24 al 29 de Abril de 2015 - Año 25 - Nº 1.175 - R.N.P.I. Nº 359581

Un encuentro de casi 30 años

¿Cuál fue la idea? Tal vez la del encuentro sin más compromiso de que cada vez fuera agradable para recordarlo como el encuentro con un querido amigo. Al principio con los interrogantes propios de cualquier relación que recién comienza. ¿Por qué me busca? ¿Por qué no me cobra cada vez que lo requiero? Luego en la trayectoria de ver que no hay dobleces ni búsqueda de réditos personales los interrogantes se diluyen.

Por ello este encuentro que ya lleva tres décadas se nos hace cada vez más agradable y exigente a la vez. Porque el compromiso se acrecienta en poder brindar al menos siempre el mismo o similar nivel.

Creo que lo que hacemos no es epopéyico. Simplemente es una cuestión de opciones. Elegimos invertir -esfuerzo, ideas y proyectos- en algo que creíamos en su momento era lo mejor para nosotros: regalar algo propio que pudiera agradar a quién o quiénes lo recibieran.

 

Si yo tuviera hijos, les diría que en esta época uno debe estar dispuesto a todo, y preparado para todo, porque nadie puede contar con el porvenir. Les diría también que el hombre no debería confiar en nada que pudiera serle arrebatado; que haría mejor en procurar aquellas cosas que uno no puede perder nunca hasta que deje de existir: fortaleza, decisión, sabiduría y prudencia.

Alexis de Tocqueville (1805-1859)

 

Adhiero al pensamiento por su oportuno mensaje y su tremenda actualidad. Hay una diferencia, tenemos hijos y pensamos que deben tener en cuenta este concepto aunque parezca que no es necesario repetirlo. Porque todos generalmente estamos muy ocupados por lo cotidiano, por la energía que nos demanda resolver lo que día a día se nos antepone y a veces dejamos de lado lo importante. y los referentes, sociales y políticos, también entran en la amnesia de marcar, o iluminar, para que no entremos en laberintos sin salida o de difícil retorno.

también a nuestros hijos les dedicamos este esfuerzo semanal y ellos saben que comparten como un integrante más en la familia a este medio que lo hemos llamado Diario del Viajero, porque pretendemos acompañar al lector, quien elige tomarlo en sus manos, sin más costo que buscarlo en su gran o pequeño recorrido.

Elizabeth Tuma

 

La amistad recíproca que se ha generado con y entre los lectores del Diario nos lleva a una constante fidelidad. Un mensaje coherente y sin sorpresas hace que, sin perder realismo, las noticias y comentarios no depriman. Aun los pronósticos de advertencia no son apocalípticos porque señalan caminos, en los cuales cada uno de nosotros, algo podemos hacer en nuestros acotados territorios de ingerencia directa.

Nada está definitivamente ganado, ni perdido, si no aportamos todos nuestro esfuerzo inteligente para asegurar los pequeños triunfos cotidianos, y sobrevivir a las adversidades tramposas.

El periodismo jamás puede reemplazar a la organización de justicia, pero sí puede evitar que la reserva y el secreto de los expedientes escondan maniobras encubiertas. La prensa no tiene poder de policía pero ayuda a identificar a los delincuentes.

No es el motor de la democracia, ya que la misma está impulsada esencialmente por los ciudadanos, pero es el vehículo que traslada temas e inquietudes, y actúa como agente comunicador dentro de ella.

No es la solución de los problemas, pero es un método idóneo para buscarla.

Todos los medios de comunicación deben ayudar a la reflexión de los ciudadanos y no ser meros altoparlantes de ruidos desafinados. Deben ayudar al diagnóstico sereno y no convertirse en una enfermedad social más.

El estimulante espíritu de autocrítica ayuda a comprender los inocentes errores ajenos y a renegar de todos los actos maliciosos.

La capacidad de pensar en lo viable implica el compromiso de hacer. El horizonte se va corriendo a medida que avanzamos. descubramos poco a poco ese mañana que hace a nuestra honesta aventura de vivir.

porque la vida es la sumatoria de experiencias concientemente asimiladas, y una comunicación veraz de las mismas a sus contemporáneos.

Carlos Besanson