“Hoy cocino yo” -dice el marido- y la mujer no lo puede creer, se emociona, y piensa “por fin...”, él muy decidido, va a la rotisería y elige el menú que llevará a casa.
Así de simple nos solucionan los problemas alimenticios, cuando no hay tiempo, o no hay ganas de cocinar. Nuestros amigos y amigas de las Rotiserías estan siempre listos con exquisiteces que calman todas las ansiedades dietarias.
El término “rotisar” lo asociamos siempre con el clásico ‘spiedo’, donde se consigue por ejemplo, un pollo ‘rotisado’ -asado a la llama a medida que la carne va girando frente al fuego-, pero hay más para saber al respecto.
Según el diccionario Clave, la palabra “rotisería” indica ‘en zonas del español meridional, tienda de alimentos preparados’. Sin embargo, este vocablo no sólo se emplea en el sur de España, sino también en América, como nos muestra este texto de “Bazar de cuentos”, de la escritora paraguaya Yula Riquelme de Molinas: ‘A eso de la una, Pepe, que es un pan de Dios, pasará por la rotisería de la esquina y, ¡listo el pollo! El almuerzo estará resuelto’.
La palabra proviene del francés rôtisserie, del mismo significado, procedente del verbo rôtir ‘asar’ -hasta el siglo XII, rostir-, formada a partir del franco raustjan, que también está presente en el alemán actual rösten.
Como sea, en esta nota recordamos a quien nos hace quedar bien tantas veces y que en muchas oportunidades, ni siquiera le hemos dado el crédito ante nuestros comensales.