Después de varios meses confinados, con millones de contagiados en todo el mundo, hay optimismo en el sector turístico donde de a poco la situación empezaría a mejorar, aunque es inobjetable que la pandemia está lejos de haber terminado y el lugar más seguro en el que se puede estar es en casa y saliendo lo justo. Todavía hay miedo e incertidumbre en el viajero en general, de cara a la vuelta a la (nueva) normalidad, pero vuelven a aflorar los planes de futuro y de viajes, después de tanto aislamiento.
En las grandes ciudades la infraestructura del transporte público (autobuses, trenes, subtes), por muy bien que se gestione, no puede garantizar la salud de sus miles de pasajeros diarios, por la alta aglomeración de personas, lo que parece no tener una solución. Las empresas aéreas por su lado, planean añadir más vuelos a sus programas y compañías como Boeing y Airbus ya se están asociando con ingenieros, expertos médicos e investigadores académicos para determinar el riesgo de transmisión de enfermedades en los vuelos.
Hay un riesgo de contagio real que está latente y hasta que se desarrolle una vacuna y se distribuya ampliamente, no habrá una respuesta clara sobre cuándo será seguro subirse a un avión. Hay riesgos inherentes con cualquier medio de transporte, especialmente si involucra a desconocidos. En un mundo ideal todos los ciudadanos cumplirían las premisas de lavarse las manos, no tocarse la cara, usar siempre tapabocas, etc., pero es difícil pensar que en un transporte con más de 50 pasajeros no haya por lo menos uno que obvie estas recomendaciones.
En auto, la mejor opción
Si se tiene que viajar, la mejor elección en este momento parece que sería interactuar sólo con las personas del círculo cercano, por lo que un viaje en nuestro auto (cuando nos sea permitido hacerlo) podría ser una de las opciones más seguras.
No obstante el conductor y acompañantes deberán ser cautos si deciden detenerse para comer en un restaurante, o cuando paren a reponer combustible en una estación de servicio y demás.
Los expertos del turismo creen que, en un futuro próximo, los viajeros se inclinarán hacia destinos de viaje más cercanos; concretamente a los que se pueda acceder en auto. A lo sumo la preferencia será arriesgar un viaje largo (sin escalas) hacia un destino específico y una vez allí, en el mismo aeropuerto, alquilar un auto para pasear, evitando los grupos guiados.