La semana pasada comenzamos divulgando el recorrido en vehículo de un viaje al Norte Argentino, con salida desde Santa Rosa y como destino final la Quiaca. (ver REGION® Nº 901).
En la 1ra parte comentamos el trayecto Santa Rosa - San Juan y de allí hasta La Rioja, que es desde donde continúa esta semana.
La Rioja - Catamarca - Tucumán
Por RN 38, de La Rioja a San Fernando del Valle de Catamarca hay poco más de 150 km. La ciudad de Catamarca puede apreciarse en un paseo breve. Quizá lo más pintoresco sea la Fábrica de Alfombras, vale la pena una visita a sus instalaciones y también al dique «El Jumeal», a 3 kms.
En viaje hacia Tucumán, muy cerca, está la «Cuesta del Portezuelo» (foto arriba), inmortalizada por la zamba de Polo Giménez.
La «Cuesta del Portezuelo» hay que treparla hasta el mirador, a 1.680 metros, donde “mirando abajo parece un sueño…” es todo pavimento, un camino estrecho pero seguro. Hay que regresar por la misma a la ruta.
Retomando el camino a San Miguel de Tucumán, en los alrededores se pueden sacar las mejores fotos de cactus, a pocos metros del pavimento.
Hasta «el Jardín de la República», desde ahí, hay unos 220 km.
El mejor recorrido, todo pavimento, es seguir por RN 38, hasta el cruce con la RN 64, doblar a la derecha hasta Lavalle y de ahí tomar la RN 157 hasta Tucumán, pasando por Taco Ralo, donde hay aguas termales conocidas desde el Imperio Inca, con pozos surgentes.
Luego viene el pueblo de Simoca, donde aún hoy en día es muy frecuente el intercambio comercial del trueque y la mayoría de la población anda en Sulky. Muy pintoresco para las cámaras y el recuerdo.
También en el camino veremos gran cantidad de plantaciones de tabaco y secaderos naturales.
En San Miguel de Tucumán:
Por cuenta propia:
-Recorrer el Parque 9 de Julio en vehículo, son 190 has muy bien cuidadas.
-Sacarse fotos en Plaza Independencia, con el fondo de alguno de los espectaculares edificios históricos que hacen una postal única, en una provincia donde Lola Mora realizó varias esculturas, entre ellas, la estatua de «La Libertad» monumento en mármol, que tiene más de un siglo, ubicado en el centro de la plaza.
En visita guiada:
-Recorrer la «Casa de Tucumán» del período virreinal, es admirar el sitio donde nació la Patria, inspirada por ideas cívicas tan claras y contundentes, que es difícil imaginarse cómo se trastocó hasta nuestros días. De la charla surgirá, como a veces la desidia oficial abandonó esta reliquia. La casa, museo nacional, atesora verdaderas obras de arte, pero no menos impactantes son aquellas expresiones, donde las ideas plantaron semillas de libertad que aun hoy buscan tierra fértil.
-En la ciudad no puede uno dejar de probar las empanadas, embajadoras de primer nivel, que se acompañan con brebajes dignos de la zona, donde compiten por quien hace mejor un locro o un tamal.
Con tiempo:
-Hacer los circuitos de los Valles de Choromoros y Calchaquíes o el de Las Yungas. En esta zona el paisaje es espectacular.
Se mezcla la tradición, la arqueología, las montañas, los viñedos, los diques, las ruinas indígenas, el folklore, los valles, los ríos, las comidas exquisitas, con buena hotelería y un clima que engaña, de día hace calor y a la noche refresca bastante. Llevar abrigo. Las distancias no son extensas, por ejemplo hasta Tafí del Valle hay 107 km, pero lleva tiempo recorrer la zona.
Tucumán - Salta
Estan cerca, apenas a 320 km por RN 9, pasando por Rosario de la Frontera, lugar termal por excelencia ideal para baños de inmersión.
En Salta:
-Recorrer el centro se hace una necesidad.
Hay que dejar el vehículo y andar a pie por la plaza 9 de Julio, con las calles empedradas que la circundan y edificios de siglos pasados, uno más lindo que el otro, cuidados, pintados, prolijos. Es Salta ‘la linda’ y como casi siempre hay sol, la invitación a tomar algo en la vereda y ver pasar gente resulta contagiosa.
-Para conocer bien la ciudad, lo mejor es dar una vuelta en el BTS, el Bus Turístico Salta, que sale del parque frente al Complejo Teleférico Salta, realizando un city tour que nos ayudará mucho a comprender la gran ciudad.
-Luego, tomando el teleférico, subiendo en las góndolas iremos entendiendo el particular entramado de calles angostas. Una vez arriba, en el mirador del cerro, nos iremos dando cuenta del llamativo trabajo de arquitectura y diseño que se programó con decenas de cascadas que juegan con agua y le dan al lugar un toque mágico. La vista de la ciudad es impresionante.
-Por la noche, «El Boliche Balderrama» es la cita oficial para disfrutar lo mejor del folklore de la zona y la especial gastronomía típica, que en este establecimiento se destaca como en pocos...
(continúa la semana próxima yendo a Jujuy por el Abra Santa Laura)
«El Boliche Balderrama»
«El Boliche Balderrama», como decíamos, es la cita oficial de todo visitante que recuerda la zamba de Manuel Castilla y Cuchi Leguizamón, que en la voz de Mercedes Sosa catapultaron a la fama a una empresa familiar que se hizo millonaria.
El lugar, plasmado de objetos y recuerdos, invita a beber, comer y cantar, que es lo que allí se hizo siempre.
Cazuela de cabrito, tamales, humita en chala y exquisito dulce de cayote al quesillo para el postre, es moneda corriente.
En tanto, el escenario se torna canto y baile, con zambas y carnavalitos, con chacarera y aros. Los integrantes del cuerpo de danza sacan a bailar a los presentes y los llevan hasta el escenario, al rato, todos se conocen, todos son amigos y los brindis con Juan Balderrama viene y van.
Los músicos, con la misma simpleza que cantaron, bajan a las mesas y ofrecen su último CD para el recuerdo. Inolvidable.
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