La mentira es una trampa
y la trampa es una mentira.
C.B
Cuando los pronósticos político-económicos se convierten en apuestas, los hechos se transforman en juego de azar, en donde los tramposos se consideran afortunados, mientras manejan disimuladamente las cartas de un póquer o de un truco, con ocultos trucos dactilares.
En estos casos el azar no juega realmente sobre los resultados, sino la tramoya de los que administran ese no autorizado casino de la vida.
El juego genera adicción y la trampa lleva a la pobreza a un pueblo que sólo convive con resultados negativos, sin entender el ¿cómo y por qué se llegó a eso?
De chico oí hablar de la timba de la vida, sin entender con claridad el sentido de la frase. Siendo adolescente me hablaban del cálculo de probabilidades, aplicado al futuro inmediato o mediato. Más adelante tuve que aprender a caminar entre disimuladas trampas destinadas a aprisionar a descuidados ciudadanos transeúntes, que terminaban como deudores personales o sociales de pueblos confusos o confundidos.
Cuando repetimos notas periodísticas publicadas años atrás, buscamos resaltar los peligros de un descuidismo ciudadano que delega sin controles suficientes.
La mala praxis política también debe ser sancionada, pero la irresponsabilidad del que mal delega termina liquidando no sólo a los individuos aisladamente, sino también a la sociedad que ellos integran, convirtiendo un país en una empresa fallida en sus resultados. Corregir a tiempo salva dificultades presentes y futuras y transforma las falsas ilusiones en fundadas expectativas de algo mejor.
El país comienza en el edificio que habitamos, en el barrio en que vivimos, en la provincia en la que votamos, y en los demás sitios que integran nuestras fronteras.
Si no atendemos, ayudando y preservando cada sitio políticamente, pueden generarse efectos como el deterioro del medio ambiente, aplicado a infinidad de variantes como la educación, la salud, la seguridad, la equidad y la justicia, etc.
Cada uno de nosotros sumamos o restamos con nuestros actos el promedio del nivel de vida, que es algo más concreto que los inciertos o discutibles coeficientes divulgados
No juguemos y no permitamos que jueguen con nosotros, ayudémonos para que más adelante, no haya necesidad de repetir esta misma nota.
Carlos Besanson |