El dinero es un instrumento que puede ser usado para bien, o para el mal.
La acumulación de riqueza no necesariamente da por sí un buen nombre y honor a quienes la acopian
C.B
Tomar con rapidez decisiones viables y adecuadas facilita la supervivencia y el crecimiento. El mal manejo de una familia o de un gobierno, sea municipal, provincial o nacional, perjudica a todos sus componentes e integrantes.
Pocos hablan sobre la convivencia inteligente que levanta el estándar de vida de un pueblo. Los conflictos armados no son los únicos causantes de desastres. También las torpezas destruyendo esa convivencia humana y los ámbitos de los participantes.
Quienes se jactan de ciertasvictorias sufren también daños no recuperables de víctimas propias, además de un tiempo perdido durante la lucha. La gloria no puede estar fundada en la destrucción de vidas y bienes.
¿Cuál es el límite de la estupidez humana? La guerra es un lamentable objetivo, un instrumento que se convierte en la negación de una justa supervivencia. Es el secuestro de la ilusión.
El valor de la experiencia de vida como aporte intelectual se opaca frente a la ambigüedad de los derechos y compromisos afectados y violados, de tal manera que se pierde la esperanza, como si la misma hubiera sido pulverizada por la frustración.
En la búsqueda de la verdad, los Jueces tienen algo en común con los periodistas: deben tener una buena formación moral y profesional, y una muy buena información de los hechos que analizan para actuar correctamente.
Muchos colegas periodistas ayudan a sus lectores y audiencia con un tipo de información que orienta, previene y alerta al ciudadano. Otros en cambio, en la descripción minuciosa y morbosa de los hechos ocurridos, enseñan sin querer, a cometer fraudes o delitos con mayores posibilidades de no ser imputados y reprimidos.
Enseñar a prevenir es muy importante, pero debe hacerse en forma tal que no se de cátedra de cómo hacer el delito.
A veces cuando se califica de gran asalto, audaz golpe, inteligente estafa, se está premiando verbalmente a los autores de esos episodios con un calificativo que subconcientemente enorgullece su bajo nivel moral, y le permite una mejor exhibición en busca de liderazgo frente a sus cómplices y discípulos.
Tengamos siempre presente que las patas del ciempiés nunca le dan una mano a nadie.
No basta lo que se dice, sino lo que se hace en la realidad cotidiana. Quien opina ejerce un indiscutible derecho, pero no siempre a través de sus actos se convierte en un buen ejemplo de vida y un buen docente para quienes lo observan.
No alcanza juntar riquezas para destacarse socialmente como elemento positivo. Las conductas negativas también pueden ser trascendentes, pero indignas éticamente frente a un pueblo que espera premios y castigos justos, en la proporción y el tiempo de espera.
Carlos Besanson |