• Mi mamá me enseñó a apreciar un trabajo bien hecho: «Si se van a matar, háganlo afuera, que terminé de limpiar.»
• Mi mamá me enseñó religión: «Mejor rezá para que ésto salga de la alfombra.»
•Mi mamá me enseñó lógica: «Porque yo lo digo, por eso... y punto!!!»
• Mi mamá me enseñó a ser prevenido: «Asegurate que estás usando ropa interior limpia y sin agujeros por si tenés un accidente.»
• Mi mamá me enseñó ironía:
«Seguí llorando y te voy a dar una razón verdadera para que llorés.»
• Mi mamá me enseñó a ser ahorrativo: «Guardá las lágrimas para cuando yo me muera.»
• Mi mamá me enseñó ósmosis: «Cerrá la boca y comé.»
• Mi mamá me enseñó contorsionismo: «Mirá la roña que tenés en la nuca!»
• Mi mamá me enseñó fuerza y voluntad: «Te vas a quedar sentado hasta que termines la espinaca.»
• Mi mamá me enseñó meteorología: «Parece que un huracán pasó por tu cuarto.»
• Mi mamá me enseñó la paradoja: «Te dije un millón de veces que no seas exagerado.»
• Mi mamá me enseñó modificación de patrones de comportamiento: «¡¡Dejá de actuar como tu padre!!»
• Mi mamá me enseñó envidia: «Hay millones de chicos en este mundo que no tienen padres tan maravillosos como vos.»
• Mi mamá me enseñó ventriloquía: «No me rezongues, callate y contestame: ¿por qué lo hiciste?»
• Mi mamá me enseñó rectitud: «Te voy a enderezar de una patada en el trasero.»
¡A una madre vas a engañar!
Juan invitó a su madre a cenar una noche en su departamento de soltero.
Durante la cena la madre pudo reparar en lo hermosa que era Lourdes, la compañera de departamento de su hijo y sospechó que su hijo mantenía relaciones con ella.
En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que los dos se comportaban, se preguntó si estarían acostándose juntos. Juan leyendo el pensamiento de su madre le dijo: «Mamá sé lo que estas pensando, pero te aseguro que Lourdes y yo sólo somos compañeros de departamento».
Aproximadamente una semana después Lourdes le comentó a Juan que desde el día que su madre vino a cenar estaba faltando el cucharón grande de plata para servir la sopa. Quedaron en que Juan le escribiría una carta. «Querida mamá: no estoy diciendo que te llevaras el cucharón de plata de servir la sopa, pero tampoco estoy diciendo que no te lo llevaras. El hecho es que ha desaparecido desde el día en que viniste a cenar a casa».
Unos días mas tarde Juan recibió una carta de su madre que decía: «Querido hijo: no estoy diciendo que te acuestes con Lourdes o que no te acuestes; pero el hecho es que si Lourdes se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el cucharón de plata para servir la sopa. Con todo cariño TU MADRE.» |