Las coplitas que yo canto
no son de casualidad,
me las ha enseñado la tierra
yo soy el mensajero nomás.

Siempre he oído hablar del costo argentino, como un añadido en el cual se reflejan las ineficiencias e irresponsabilidades en la producción y la prestación de servicios. También he escuchado sobre las ventajas del gerenciamiento de ejecutivos formados en el exterior, como una manera de perfeccionamiento en las técnicas de conducción.

Sin embargo, no todo es como se dice; existen empresas argentinas que buscan cotidianamente la eficiencia en su gestión. También conviven empresas extranjeras que son ineficientes, porque descuidan el principal capital de giro, que es la clientela, la cual, erróneamente, no figura como rubro específico en los activos del balance, pero sí en sus resultados.

Así comenzaba un artículo publicado en nuestro diario el 6 de octubre de 1999, edición n° 649. En él volvíamos a tratar la forma con que actuaban muchos bancos con respecto a sus clientes, en un juego de palabras y de pesos que les permitía obtener ingresos adicionales no visibles, de alguna de sus actividades.

El artículo menciona específicamente el erróneo encuadre de la Banca Nazionale del Lavoro, que me llevó a cerrar en forma pública y ostensible mi cuenta en la casa central, situada cerca de la sede del Diario del Viajero.

En ese entonces dicho Banco tenía un slogan publicitario que decía pídanos más. Es por ello que en mi carta, transcripta en esa edición, les decía quíteme menos. Y no me refería exclusivamente a los adicionales atípicos, sino también a la demora que significaba para el público la pérdida de tiempoinnecesaria, o mucho mayor que en otros bancos se requería para un trámite.

Un reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dispuso que la Banca Nazionale del Lavoro deberá indemnizar a unos 45.000 clientes por haberles cobrado cargos indebidos en sus tarjetas de crédito.

La acción judicial iniciada oportunamente por la Dirección de la Defensa del Consumidor es de gran trascendencia y es un caso-piloto que como precedente favorece a muchos usuarios de tarjetas que han sido sometidos a desprolijas liquidaciones de gastos.

En su momento escribimos una serie de notas a otros Bancos que equivocadamente llevaban registros erróneos de morosos que no eran tales. Constatado cada error o falacia aplicábamos a cada casa bancaria la sanción de enviar comida y golosinas a escuelas de lugares carenciados, como así también a hogares de ancianos. En cada zona elegida había alguna publicación que llevaba como suplemento el Diario del Viajero, y alguna sucursal de ese Banco en cuestión. Si ese requerimiento se cumplía y aclaraba la situación del damnificado, nos guardábamos a silencio. La Banca Nazionale del Lavoro no aceptó, por ello publicamos esa nota, y nuevamente hablamos de estos hechos.

Carlos Besanson