No bien desensillo, previo «petit déjeuner» con «gofres» y chocolate caliente, salgo a recorrer, con otros trotamundos esta sutil y deliciosa ciudad. Situada al NO de Bélgica, cerca del puerto de Ostende, a unos 90 km de Brussel y 13 km del Mar del Norte, es la capital de Flandes Occidental.

Está comunicada con el puerto de Zeebrugge, Ostende y Gent a través de varias líneas férreas e intrincados canales, que le valieron el mote de la «Venecia del Norte». Los condes de Flandes fortificaron la ciudad en el IX, en defensa contra los normandos, pasando a ser miembro de la Liga Hanseática en el XIV. Entre el XII y el XVI, con su puerto (centro de tráfico, inglés, veneciano, escandinavo), fue una de las ciudades comerciales más importantes del Viejo Mundo.
A fines del XV, entró en decadencia y la principal causa fue el cierre del puerto, debido a la acumulación de sedimentos en el río Zwyn, que acabó con su floreciente industria textil. La ciudad nunca recuperó su anterior esplendor como centro comercial e industrial, y antes de finalizar el XVI, era conocida como “Bruges-la-Morte”.

Gobernada por los franceses durante la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas y posesión holandesa hasta que Bélgica obtuvo su Independencia, fue ocupada por las fuerzas alemanas durante las 2 grandes conflagraciones mundiales. Aún subsiste la manufactura de encaje, aunque también hay, industria química, cervecera y naviera. El carácter turbulento de sus habitantes contribuyó a la derrota de franceses en Courtrai y el carácter progresista y visionario de sus casi 120 mil almas, contribuyó para convertir a Brujas en una ciudad pujante y en un Centro Turístico de renombre Internacional, a punto tal, de haber sido declarado, el casco histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO.

Entre las muestras arquitectónicas-culturales, destacan, los Halles (antiguos mercados), el Palacio Pcial. (neogótico), el Museo Groeninge (pintura flamenca y holandesa), la Catedral de San Salvador (iglesia parroquial más antigua de Brujas), la Basílica de la Santa Sangre (relicario con sangre de Cristo, 2º Cruzada), el Hospital de San Juan (centro artístico), la Iglesia de Notre Dame (torre de unos 120mt.), la Iglesia Jerusalén y el Hôtel de Ville, (uno de los ayuntamientos más antiguos de Bélgica). Luego de dar un paseo marítimo, saciamos nuestro apetito con endivias gratinadas, «moules et frites»con mayonesa y para neutralizar los sabores de la comida, tomamos café con «pralines».

La bicicleta es el transporte de rigor en la ciudad, y sus conductores, la mayoría estudiantes, respetan al «dedillo» las sendas asignadas.

«El caballo de fierro» parte para Gent… atrás quedan: la Virgen con el Niño, (atribuida al genio del David), los Mausoleos de los duques de Borgoña, los lienzos de H. Memling y Jan van Eyck, los puentes, que se levantan para dar lugar a las embarcaciones, la colección de «stamps» y «coins», la Plaza Mayor (monumentos a héroes locales), las puertas de la ciudad, las encajeras y las bicicletas, cuyos conductores, la mayoría estudiantes, respetan al «dedillo» las sendas asignadas.

Cuando visite Brujas déjese llevar por el romanticismo al borde del Minnewater, donde se deslizan cisnes, escuche la melodía del carillón del «Beffroi», surque las aguas a lo largo de los muelles llenos de flores o descubra en coche de caballos, los «amortissements» (edificios con remates escalonados que pertenecieron a distintos gremios) y los estandartes con escudos de armas, de rancia alcurnia. Así es Bruges, ¡¡¡merveilleuse!!! ; fiel a sus tradiciones, no tiene igual, su encanto es sedante.

Colaboración de: Ariel M. Beneitez-Técnico en Turismo-Guía de Turismo- Guía de Caza- Especialista en Ceremonial y Protocolo.