Fundado el 6 de abril de 1889 por la Colonizadora Stroeder, el nombre de Jacinto Arauz fue debido al dueño del predio donde se edificó la estación de trenes, superficie que donó con ese fin aunque fue conocido como Villa Aurora en sus primeros tiempos.
La historia del pueblo presenta varias particularidades, como el paso del recordado médico René Favaloro y mucho antes y en otro aspecto, la intensidad de las luchas de trabajadores rurales, que en Arauz contaron con un pasaje cruento, en diciembre de 1921.
El jueves 6 se conmemoró la fecha en la localidad, oportunidad en la que quedó inaugurada una exposición de fotografías en blanco y negro, de Javier Bertín, seleccionadas especialmente con el objeto de retratar la vida, costumbres y rasgos de la comunidad Menonita (ver aparte), que hace casi veinte años se ha arraigado en el sureste pampeano.
Mientras tanto, el sábado 8 y domingo 9 tendrá lugar la primer Expo Tuning organizada por el Centro Recreativo «La Pileta», auspiciada por la Municipalidad y con el apoyo de varias empresas de la zona.
Se llevará a cabo en el gimnasio cubierto del Club Independiente y estará abierta a partir de las 14 horas. El ruido comienza este viernes por la noche donde se hará una presentación previa de los autos en el boliche «La Roca» de Arauz, repitiéndose el sábado por la noche en el «Latino» de Guatraché.
El costo de la entrada tiene un valor de $ 5, lo que da derecho a votar por el mejor auto.
El cierre se realizará el domingo a las 19 hs. con la entrega de recordatorios y premios.
La Colonia Menonita en la lente de Bertín
Los menonitas siempre acaparan la atención de turistas y curiosos que se interesan por esta extraña forma de vida, y hay quienes viajan especialmente a La Pampa para conocer bien de cerca a esta singular comunidad. Llegaron a la Argentina en 1987 y viven como si estuvieran en el siglo pasado: sin luz eléctrica, sin automóviles; no conocen la televisión ni la radio. Su particular lectura de la Biblia los obliga a una vida de aislamiento y renuncia.
La fotografías de Javier Bertín nos permitirán escudriñar y entrometernos con todo respeto en la intimidad menonita. Cada foto refleja aspectos esenciales de su cultura y cotidianeidad: casas austeras y similares entre sí, con tejados a dos aguas y un estilo propio de los Países Bajos se erigen a ambos lados de polvorientas calles. Se los puede observar en pleno movimiento, cuando las ciudades aún no han comenzado a despertarse, entrando y saliendo de los establos y atravesando las huertas que tienen como jardines.
Aparecen sus calles de tierra, tímidamente transitadas por unos carruajes tirados por caballos. Velas y faroles de querosene iluminando rostros retratados con una intensidad tal, que conmueven hasta el espectador más distraído.
Por supuesto el tambo, actividad que trama todas las acciones en este lugar. Por las mañanas, mientras las mujeres se abocan a los quehaceres domésticos, los jefes de las familias y sus hijos comienzan en el establo el ordeñe de las vacas. La leche es extraída y almacenada en tarros enormes, iguales a los que usaban nuestros abuelos cuando poblaron estas tierras. |