En una jornada de clima dudoso y con luna adversa, igual nos embarcamos en la zona del puerto de Ingeniero White, sabiendo que la baquía del Capitán Raúl Properzi nos llevaría por buen camino.
Después de hacer los trámites con Prefectura Naval, zarpamos con la «Alo II» hacia la desembocadura del Canal La Lista y Boya 27 -cafecito, facturas y pastelitos de por medio-, donde hicimos la primera parada, a las nueve de la mañana, con viento suave de unos 10 km/h y con seis metros de profundidad.
Alí salieron a relucir las primeras corvinas rubias de porte chico y mediano, que fueron el clásico de toda la jornada, también algunos gatuzos para los tallarines. La algarabía de los primeros piques abrió el apetito nuevamente y Susana Properzi comenzó a repartir sandwiches de jamón crudo a discreción, que cada cual regó con el color de su gusto.
Antes del mediodía nos movimos hacia la boya 30, donde estábamos con 8 metros de profundidad con marea creciente. Entonces llegó una pescadilla de 3 kilos y un congrio de más de un metro de largo.
Luego, cuando se tranquilizó un poco el pique, nos dispusimos a almorzar.
Entre el delicioso tuco y la pasta, el inmenso congrio desapareció tras las mandíbulas de la tripulación y los pasajeros. A esta altura el lector pensará que fuimos a comer en vez de a pescar, y si, más o menos así es el gusto de la familia, nos tiran las dos cosas...
Y al mediodía... los tallarines con salsa de pescado. Allí fueron a parar los primeros gatuzos, un inmenso congrio y corvinas varias. |
Tras el almuerzo, nos movimos con la embarcación un poco más cerca de la costa del islote inundable, eran como las tres de la tarde y seguía la creciente. Más corvinas, otro congrio importante, más tiburones chicos y una brótola de muy buen porte que cerró la jornada. Pasadas las cinco de la tarde emprendimos el regreso, con unas cien piezas cobradas -cifra que en la zona hemos triplicado muchas veces con mejores condiciones climáticas-, muy contentos con la actividad deportiva desarrollada y con la panza llena.
Igual hubo tiempo camino al puerto para un matecito con los pastelitos que quedaban...
El servicio de Raúl
«Una vez arreglado con el cliente el lugar de encuentro a la mañana temprano (casi siempre lo esperamos en la continuación de la Ruta 35, y la rotonda de la calle Colón en Bahía Blanca, y quien conoce el puerto se viene directamente a la pescadería Costas Argentinas) -dice el capitán, Raúl Properzi-, nos reunimos, hacemos el rol de Prefectura y nos embarcamos en la lancha».
«La jornada en la lancha «Alo II» empieza de entrada nomás con té, mate, café y facturas frescas. En unos 45 ó 50 minutos llegamos al lugar de pesca de acuerdo a la marea o al día» explica Raúl. «Sandwiches con buen vino o jugo, los tradicionales tallarines, preparados sobre la marcha con tuco de pescado fresco, son parte del viaje».
La lancha permanece en el canal pescando hasta las 17:30 horas -de acuerdo a la marea- para estar a las 18:30 aproximadamente en puerto. Los pescadores son provistos de carnada y ofrecen el servicio de limpieza de lo pescado. También brindan asesoramiento, cañas y líneas si no quiere llevar su equipo. Una salida para disfrutar y no arrepentirse, muy recomendable.
¡ Reservar con tiempo !
La jornada de pesca de día completo con refrigerio, almuerzo y carnada es de $ 80 por persona, sin comida $ 70. Para contactarse con Raúl Properzi llamar al teléfono fijo (0291) 454-6914 después de las 19:30 horas, o al celular (0291) 156-469992.
Equipo recomendado
Como ya se dijo, para pescar en Ingeniero White si lo desea no es necesario que lleve equipo porque Properzi le provee todo. Pero si disfruta de la preparación del mismo, lo más recomendable es el equipo tradicional para la pesca embarcado: Caña de acción media, de 2,10 a 2,75 m de largo, con reel rotativo cargado con sedales del 0,40 al 0,50 y aparejos normales de fondo o con plomo corredizo y anzuelos del 3/0 al 6/0.
• La Carnada: El cebo proporcionado por la lancha «Alo II» fue el camarón. Se presenta uno mediano por anzuelo o varios pequeños, atravezándolos desde la cabeza a la cola, dejando despejada la chuza.
• Los plomos: Van de 120 a 200 gramos, según los canales y las mareas. Todas las madres y brazoladas de 0,60 mm.
Colaboración: Fernando Madina |