REGION - La Pampa
Semanario REGION®
Del 11 al 17 de febrero de 2005 - Año 15 - Nº 695
R.N.P.I. Nº 359581

  
Un paseo breve y muy recomendado en una visita a Buenos Aires
Conociendo Tigre y el Delta del Paraná


En un viaje a Buenos Aires, no deje pasar la oportunidad de llegarse hasta Tigre, recorrer la ciudad, sus calles y mansiones increíbles. Hacer compras en el Puerto de Frutos de las cosas más inéditas que jamás se le hayan ocurrido.
Ir con los chicos al Parque de la Costa y con los grandes al Casino Trilenium.
Y lo principal, embarcarse y recorrer las islas; ya sea en una lancha colectivo, en un catamarán de lujo o en una lancha taxi. Desde allí hay acceso a la Isla Martín García; excursiones a Uruguay; jornadas de pesca únicas; la posibilidad de aprender remo o navegación y decenas de recreos, hosterías y restaurantes en distintas islas, que en su interior guardan pequeñas calles de agua por donde transitan embarcaciones y una flora cautivante.
Un sueño que al menos una vez, hay que hacer realidad.

Tigre fue cuna de importantes episodios de la historia argentina. En las primeras décadas del siglo XX esta zona se convirtió en el destino predilecto de la aristocracia porteña para tomar sus vacaciones de verano. Hoy en día el visitante puede percibir la historia de Tigre en sus museos y antiguas casonas que se ubican en la ciudad. Su historia es riquísima, teniendo en cuenta que la colonización de estas tierras se inició con la segunda fundación de Buenos Aires por Don Juan de Garay.
Durante la reconquista de Buenos Aires en 1806, el Gral. Liniers desembarcó con su ejército en las costas del Río de Las Conchas (hoy Río Reconquista) y organizó la reconquista de Buenos Aires en la casa de un vecino de la comarca donde actualmente se encuentra el Museo de la Reconquista. Hoy en día, la ciudad combina matices de su esplendoroso pasado en sus grandes casonas de la Belle Epoque y sus museos, con una moderna infraestructura símbolo de su actual progreso.

Vegetación conmovedora
La vegetación de un área es el resultado de millones de años de evolución natural y unas pocas décadas de modificaciones realizadas por el hombre. Las especies más conocidas en la Primera Sección del Delta del Paraná han sido introducidas por diversas razones culturales, ya sean para cultivos forestales o frutihortícolas, u otras exclusivamente ornamentales.
Aquí sólo nos ocuparemos de la flora nativa, de aquélla que estaba antes de que el hombre modificase su entorno, curiosamente, por ser la menos conocida.
Generalmente las islas se encuentran bordeadas por un juncal, comunidad puramente formada por juncos, uno de los recursos económicos de esta zona. A este ambiente le sigue, en muchos casos un matorral formado por diversos arbustos, entre los que predominan el sarandí.
Los albardones, donde el agua llega con menor frecuencia, están poblados por una vegetación selvática de mayor porte. Como una prolongación de la selva misionera, aunque con menos especies vegetales aparece la selva ribereña, sobre el río Paraná de las Palmas. Anacahuitas, canelones, alisos de río y sauces criollos son algunos de los árboles que la conforman. Lianas, cactus, claveles de aire y helechos que tapizan las ramas, luchan por la luz y el espacio con una enredadera asiática de dulce aroma: la madreselva. Variada es la cantidad de aves que se confunden entre el juego de luces y sombras junto a anfibios, reptiles y mamíferos que también habitan este ambiente.
A continuación se encuentran grandes áreas deprimidas, que parcial o permanentemente inundadas dan lugar a hierbas altas, ásperas e hidrófilas, que se conocen como pajonal.
A medida que el tiempo avanza y el pajonal se eleva por deposición de sedimentos y materia orgánica, van apareciendo especies de mayor tamaño, como nuestro conocido ceibo, que forma bosques abiertos, y contribuye, a su vez, a afianzar y elevar el suelo sujetándolo entre sus raíces.

El puerto de frutos, un paseo mágico y diferente
El puerto consta de tres dársenas, y mucho para ver y hacer. Desde la primer dársena parten a diario excursiones por el Delta en catamaranes.
En la dársena central se concentran las lanchas-almacén que abastecen a los habitantes de las islas con los más variados productos y en la última descargan los barcos fluviales madereros.
Dentro del puerto encontramos un centro comercial al aire libre con locales que exhiben rústicos tejidos en forma de mantas y manteles, muebles, adornos y accesorios fabricados en caña y mimbre, deliciosos dulces, licores y mieles caseras, plantas y flores y, por supuesto, toda la variedad de frutas locales que llegan por el agua en las tradicionales lanchas que cruzan el Delta.
En algunos puestos se puede observar a los artesanos trabajando el mimbre y la caña.
Una serie de restaurantes y confiterías ofrecen la posibilidad de terminar el paseo disfrutando el sabor de la mejor cocina nacional e internacional.


Curioso origen del nombre
En la zona del Partido de las Conchas e islas, existían yaguaretés (tigre americano), que perseguían sigilosamente a los ciervos que abundaban en la zona y los cuales buscaban refugio, cruzando el río a la ribera opuesta, donde generalmente les daban muerte.
Habitaban cazadores, pero una pareja - hombre y mujer - muy mentados por su habilidad para darles caza sin que pierda valor su cuero, los atrapaban utilizando una canoa muy primitiva, que con destreza hacían navegar silenciosamente esperándolos en tierra firme. Con el brazo izquierdo envuelto en un trapo y en el derecho el cuchillo, los enfrentaban y de acuerdo al salto del animal, se corrían por debajo de éste y dirigían el puñal al corazón, volcándose hacia la izquierda.
Algunos yaguaretés se habían refugiado cerca de lo que actualmente es la estación del ferrocarril y ésta pareja les dio caza no sin antes tener como trofeo muchas marcas de sus garras en el cuerpo.
De allí proviene el nombre de Tigre, que primero se le dio a la planta urbana y que actualmente lo lleva todo el Partido.


El majestuoso Delta
La porción del Delta que corresponde al Partido de Tigre es una pequeña parte del total; ésta ocupa una superficie similar a la de la Capital Federal: alrededor de 220km2 y es conocida como Primera Sección del Delta bonaerense.
Uno de los ríos gigantes del mundo, el Paraná (guaraní: padre del mar) es el responsable de esta formación geológica formidable que con sus aberrantes cifras no puede dejar de sorprender a quien lo descubre y ya no lo olvida: corre a lo largo de 4000km, derrama más de medio millón de m3 de agua cada año, forma una hoya hidrográfica de alrededor de 2.800.000km2, y aporta más de 200millones de toneladas cada año de material sólido. Como río de llanura las aguas turbias del Paraná serpean tortuosamente y a su paso originan numerosas islas por deposición de sedimentos que lo van dividiendo en miles de brazos. Finalmente, esa maraña de tierras y aguas forman el Delta.

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