En una reunión íntima con amigos y familiares, el 6 de julio de 2005, los propietarios del Restaurante de parrilla y pastas “Los Caldenes”, inauguraban el nuevo edificio propio en el amplio local de la Av. de Circunvalación 385 en Santa Rosa. Con gran esfuerzo económico y mucho oficio gastronómico, conquistaron definitivamente a una plaza exigente, que les hizo un lugar especial en las preferencias.
El establecimiento gastronómico se fue haciendo famoso con el correr de los años, cautivando a los turistas que hicieron de ese sitio su parada obligada toda vez que pasan o visitan la capital pampeana.
La fórmula del éxito ha sido tan sencilla como contundente: un equilibrado y exquisito menú que nunca decayó, con mercadería fresca y de buena calidad, conjugado con un “salón de exposición fotográfica regional”, que siempre causa la admiración de los visitantes. El sector anexo para eventos familiares y empresariales, fue un éxito desde el arranque mismo, contando con reservas programadas constantes.
Previo al deleite del plato principal, de pastas caseras o la mejor carne pampeana, una lunchonera rebosante de entradas frías con abundantes verduras y preparados especiales constituyen la antesala para un festín. El asado al asador de exportación, está siempre al orden del día, complementado con otras carnes rojas y blancas, además de la especialidad de la casa: la carne mechada cocida al horno de barro.
Las pastas, se destacan con nombre propio, bañadas por salsas clásicas y otras especiales, siempre frescas, completamente elaboradas en el local, donde cuentan con una amplia experiencia en la especialidad. Completa el menú, una muy bien dotada bodega de vinos y espumantes para el brindis. Cierra una variada carta de postres, muy abundantes, servidos con verdadera generosidad.
Nuestro saludo para toda la gran familia de parrilla y pastas “Los Caldenes” y que siga el éxito.
El toque temático de lo regional lo dan las imagenes fotográficas que cubren las paredes. Es común ver a los comensales recorriendo el salón, sacándole fotos a algún cuadro, en tanto que otros, directamente le solicitan al mozo llevarse uno, que luego es repuesto por la familia del autor, el fotógrafo Antonio Yánes (1926-2010).
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