Nostalgia...
Crecí tan rápido, que no les dí respiro a mis padres postizos, ni para salvarse de los gastos que acarreó mi crianza.
¡Era tal la alegría que sentía cuando me dejaban al cuidado de los niños, que me creía un salvador!
Siempre salía perdiendo, cuando jugaba a las escondidas.
Una mañana, un gigante se detuvo frente al domicilio de mis patrones. Sin pérdida de tiempo, el camión abrió las puertas para cargar todo el mobiliario.
Esta demás decir, que ni mi cucha se salvó.
Me cuesta entender porque no me llevaron con ellos o me dieran en adopción.
A partir, de esta lamentable experiencia he vuelto una y otra vez al que fuera mi hogar. Soñando tal vez, en encontrar el olor de los cuerpos de quienes me amaron.
He ido tantas veces a la escuela para tratar de encontrar a los niños, pero ha sido ha sido en vano.
No tuve otra alternativa que convencerme que solo un alma compasiva puede llevarme consigo a pesar de mi delgadez y mi cuerpo atacado por las pulgas.
Necesito perdonar a mis patrones, aunque me duela ser hoy uno de los tantos perros que vagabundean por las calles de la ciudad
Colaboración: Astudillo; Nora Susana
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