Llegó el día de gloria para el corredor internacional “Paso Pehuenche”, que une la ciudad chilena de Talca con las argentinas de Malargüe, San Rafael y General Alvear. Al fin tenemos buenas noticias de un corredor bioceánico llamado a romper el aislamiento del sur de Mendoza y conectarlo con la Cuenca del Pacífico y de conectar a la Región del Maule con el mundo rioplatense-pampeano.
El evento ciclístico que se realizó hace dos sábados, utilizó esta ruta, el esperado Corredor Bioceánico “Paso Pehuenche” que, por cierto, se convirtió en la mejor carretera para la práctica del ciclismo de ruta de América del Sur: está construida para camiones pesados pero sólo circulan bicicletas (y algunos autos para llevar pescadores a la Laguna del Maule).
Desde la plaza de Armas de Talca (170 m snm) hasta la Laguna del Maule (2.176 m snm), se recorrieron 140 km de impecable pavimento, con paisajes soñados entre lagos, bosques y montañas nevadas.
En 1961 se habilitó por primera vez este camino para tránsito liviano de turistas entre Argentina y Chile. Faltaba convertirlo en carretera internacional apta para tránsito comercial de carga pesada. Ello implicaba construir 80 km del lado argentino (desde Bardas Blancas hasta el límite) y 170 km del lado chileno. Durante muchos años, sobre todo en las dictaduras, las obras permanecieron paradas. En 1996, en el marco del “Plan Maestro de los 12 pasos”, los presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei se comprometieron a construir esta carretera. A partir de entonces, los dos países comenzaron a trabajar.
El gobernador Lafalla brindó un fuerte impulso a esta carretera. Durante las gestiones de Eduardo Sancho en Obras Públicas y José Cortizo en Vialidad nacional, se lograron avances importantes en la gestión de la financiación de estas obras y se comenzó a pavimentar del lado argentino. En la campaña electoral de 1999, los entonces candidatos Fernando De la Rúa y Roberto Iglesias, junto al presidente Ricardo Lagos, realizaron un acto en el cual se comprometieron a realizar esta obra. Pero, poco después de asumir, el entusiasmo se enfrió.
En febrero de 2000 escribí un artículo en LOS ANDES, titulado “Show mediático y deshonor nacional” en el cual cuestionaba a De la Rúa, a Iglesias y al ministro de Obras Públicas local, Julio Cobos, por haber asumido un compromiso en pos de ganar las elecciones, para después frustrarlo. Tuve una conversación con Cobos en el acto conmemorativo del Paso Pehuenche, en el cual me aseguró que yo estaba equivocado, pues las obras se iban a realizar en breve. Lo mismo afirmó el entonces presidente de la Cámara de Diputados, en otro artículo a página completa en este diario. Me llamé a silencio por un tiempo en torno al Pehuenche. Hasta hoy.
Foto de archivo publicada en Semanario REGION® Nº 1.053, donde se daba cuenta del “logro argentino” de haber podido llegar al límite en pleno invierno, con la carretera aún sin terminar de asfaltar, como sucede en la actualidad.
Han pasado 16 años desde el tratado de 1996. En ese lapso, hasta hemos tenido un malargüino como senador nacional primero y como gobernador después y la provincia tuvo un vicepresidente. Como nunca en la historia, la clase dirigente de Mendoza logró instalarse en el bloque de poder nacional en la última década. A pesar de ello, lo que se ha avanzado es miserable. Sólo se han pavimentado 28 kilómetros del corredor Pehuenche. Es decir, faltan 52 km por pavimentar. Por ese motivo, el tramo argentino del corredor todavía no es apto para el transporte comercial de carga pesada. Conceptualmente estamos casi en las mismas condiciones que cuando el gobernador Ernesto Ueltschi lo inauguró en 1961, hace más de medio siglo.
Del otro lado, la obra está virtualmente terminada. Es una carretera de estándares internacionales, ancha, con banquina, con buenos terraplenes y alcantarillados. Con protecciones del lado del cerro, construidas con piedras, columnas de acero y mallas resistentes. Tiene algunos tramos en los cuales hay que mejorar las defensas, sin duda. Pero lo notable es que Chile ha cumplido su promesa.
Ha tomado en serio el compromiso asumido con Argentina y ha construido su tramo del corredor internacional Pehuenche. En cambio, nosotros hemos faltado a la palabra; hemos violado el compromiso. Teníamos que construir mucho menos que Chile y aún así, no hemos sido capaces de cumplir. Apenas 28 kilómetros pavimentados. Una vergüenza nacional. Sobre todo para un país que, durante ocho años, creció a “tasas chinas”, como sostiene recurrentemente Cristina Fernández de Kirchner en los foros internacionales.
La realidad del Pehuenche hoy, es como si se hubiera construido un puente carretero de gran envergadura, para camiones pesados, pero sólo hasta la mitad del río internacional. Un país hizo su parte y el otro no. Dos posiciones ideológicas antagónicas. Chile se presenta como un país con vocación latinoamericana y de integración. En cambio Argentina muestra, en los hechos, nulo interés por la integración latinoamericana y un giro notable hacia posiciones nacionalistas.
Chile ha gastado 200 millones de dólares en una obra inútil, y de alto costo de mantenimiento. ¿Cuándo terminará su tramo el gobierno argentino? ¿En cinco o diez años? Éste es un precedente nefasto para la futura integración regional porque la próxima vez que un gobernante, ingeniero o intelectual argentino vaya a Chile a hablar de integración, es posible que lo escuchen con poca confianza.
Mientras tanto, el corredor Pehuenche ha comenzado a funcionar como la mejor carretera de América Latina para ciclismo de ruta. Y Chile, sin quererlo ni pensarlo, ha comenzado a ostentar el triste récord mundial de inversión en ciclismo. La situación es todavía más triste para la Argentina. Si en este desencuentro Chile perdió dinero, Argentina ha perdido algo más valioso: honor, confianza, credibilidad.
Pablo Lacoste
Historiador mendocino,
profesor de la Universidad de Santiago (Chile)
Publicado el viernes 28 de diciembre de 2012 por el diario Los Andes.
|