Es un peligroso error creer que la Justicia se encuentra refugiada únicamente en la actividad tribunalicia. Espero que nadie se ofenda, pero es como manifestar que todos los psiquiatras son coherentes, o pensar que la realidad existe solamente cuando es parcialmente reflejada por los periodistas. Con estos dispersos tres ejemplos quiero señalar que lo que se da por presupuesto como existente dentro un envase, no es siempre el contenido que uno espera al tomarlo. Si una marca comercial no cuida la calidad del producto que va encerrado en un paquete, el consumidor del mismo puede llegar a desconfiar y dudar en cada acto de adquisición. La pérdida de credibilidad termina afectando la voluntad de adhesión del cliente potencial, que finalmente busca otra opción a la seguridad faltante. Este criterio es extensivo y válido a muchas situaciones de nuestra vida.
Esperar justicia exclusivamente de la Justicia institucionalizada, es ignorar que todos nosotros cotidianamente actuamos contemporáneamente, en nuestra relación familiar y social, como jueces y encausados. En la medida en que en nuestra vigilia demostremos la ecuanimidad y el equilibrio necesario, lograremos un mejor promedio ambiental que hará menos dificultosa la existencia humana.
El conocimiento de los derechos básicos y su aplicación cotidiana ayuda a la convivencia. Pero considerar que toda norma legal es justa, es soslayar la realidad sobre la forma en que se votan o dictan las leyes y decretos en un país Los gestores, o lobbystas como se dice actualmente, tienen la preparación legal suficiente como para conseguir un contrato, concesión o adjudicación con la debida escenografía jurídica, sin que pierda la característica de negocio -negociado. Por lo tanto corresponde siempre analizar, en todos los casos y en los tiempos, la aplicación concreta de esos nuevos derechos y obligaciones que se adquieren, visualizando ¿quiénes son los que ganan y los que pierden en una sociedad que debe ser atendida con toda Justicia?
El exceso de normas legales, abusivas en su número y contenido, ayuda a un caos jurídico en donde la contradicción es aprovechada por esos gestores que pueden tener títulos universitarios, pero que fundamentalmente han comenzado su carrera en las reparticiones públicas, conviviendo con quienes van a ser luego tocados en su simpatía.
Esa capacidad de reacomodo de expedientes y de dictado de resoluciones que implican privilegios no democráticos, rompe el sentido de ecuanimidad tan necesario para la cohesión de una Nación.
El desarrollo de técnicas modernas de investigación periodística permite a veces descubrir falacias en argumentos que integran los considerandos de una resolución, que hace de pantalla a arbitrariedades ocultas, porque se pueden buscar artilugios para explicar, pero jamás los mismos llegan a convencer a una ciudadanía sensible a la cosa pública.
La queja que reflejan muchos medios de comunicación, constituye en el fondo el ejercicio de la legítima defensa de una comunidad.
La prensa responsable puede cumplir a sabiendas la función de espejo de la sociedad. Para ello debe asumir el rol de que la imagen que refleja sea totalmente pura, sin distorsiones visuales que la opaquen o desfiguren. Sólo así los ciudadanos podrán hacer los retoques adecuados en las conductas, apartándose de actos y gestos grotescos, y de suciedades que ofenden tanto a quienes las llevan como a quienes las observan.
Carlos Besanson
Conceptos ya publicados en el Diario del Viajero n° 392,
el 2 de diciembre de 1994 |