¿Pas de nouvelles?,
¡bonnes nouvelles!
Mi padre, era un periodista profesional de origen francés, y muchas veces me relataba ese concepto, que traducido al español dice así: ¿Ninguna noticia? ¡buenas noticias!
¿Qué significado tenía entonces esa frase aplicada al periodismo? Simplemente: que los medios de comunicación tenían el hábito de buscar y difundir con prioridad en espacio y tiempo aquellas noticias que afectaban a la gente, por ser actos delictivos, o abusos injustos de recursos, que mostraban situaciones desmoralizantes de corrupción. Por lo tanto si un día no tenía ninguna información escandalosa o lamentable, se consideraba que el mundo y el país podían estar cambiando favorablemente
Pero el silencio profundo y amplio en los medios de comunicación con el tiempo generaban supuestos de complicidad y no de mejoramiento ético y ambiental.
Muchos sienten el frío y pueden saber así que tienen que abrigarse. Otros perciben la sensación de frío, solo con ver el dato reflejado en una pantalla o escuchándolo desde la radio. Lo importante es que el ciudadano perciba que la realidad sea informada o reflejada lo más fidedignamente posible.
El que la falta de noticias pueda ser interpretada como una buena noticia, es tan dañoso ética y legalmente como la pérdida de capacidad, de informar a la sociedad. Convertir cada página de un diario, o cada minuto de un programa de radio y televisión, en un show de chimentos, no ayuda al público para que evite situaciones contagiosas o desmoralizantes.
La escuela de vida que implica aprender a inmunizarse frente a injusticias que sobresaturan a todos los integrantes de una sociedad, no siempre bien iluminada, es un duro aprendizaje que no siempre nos alegra il cuore.
Vencer las amarguras circunstanciales, no se logra negando la realidad, sino corrigiendo las ideas o los errores de ejecución.
Cuando se desata una guerra hay que saber detenerla. No tengamos miedo a la paz sin rendición, tampoco el rendirse injustamente
Evitemos que cierta prensa nos prense arbitrariamente, porque si no hay justicia no hay libertad
Elizabeth y Carlos Besanson |